¿QUÉ ES EL TANTRA?
“Fuera de sus lugares de origen, el Tantra de manera habitual se ha popularizado por su vertiente más sexual, entendida como entendemos el sexo en Occidente.
Hará unos 15 años, en los inicios de la efervescencia del Tantra en España, le pregunté a mi maestra Prem Rupa, discípula directa de Osho además de otros grandes maestros, sobre las técnicas sexuales tántricas que me empezaban a llamar la atención en los diferentes talleres que ya se empezaban a publicitar. Recuerdo perfectamente la contundencia de su respuesta, tan sabia y honesta como siempre: “No pienso enseñarte esas técnicas, ni a ti a nadie, cuando aún no eres siquiera alguien que apenas se trabaja su consciencia. Me niego a entrar en el juego en el que tantas personas están convirtiendo el Tantra y sus enseñanzas en Occidente, desvirtuando y mutilando tan tristemente una ciencia de conocimiento y liberación tan profunda y extensa, y limitándola al sexo, sólo porque es lo que más vende”. O algo así, porque seguramente sus palabras no fueron exactamente estas. Pero el contenido de su mensaje sí. Mi gozo en un pozo.
Reconozco que en ese momento no entendí con exactitud lo que Rupa quería decir, ni comprendí su postura tan rotunda. Al fin y al cabo, ¿Qué tenía de malo querer aprender esa parte? Con los años y diversas experiencias y caminos comprendí que, efectivamente, no tiene nada de malo. El inconveniente, más bien, está cuando se muestra este aspecto como si fuera la representación esencial de lo que Tantra significa.
El sexo vende, está claro. Al fin y al cabo, venimos a este mundo por una relación sexual. Todas nuestras células son sexuales, la propia vida. La objeción está cuando se mercantiliza algo tan infinito como el Tantra, reduciéndolo a un conjunto de técnicas de rendimiento sexual y poco más. Eso lo convierte en una vulneración descarada e irrespetuosa hacia su valor.
Dicho esto, voy a tratar a continuación de concretar un poco el concepto de Tantra con algunas ideas:
El significado de la palabra Tantra, cuyos primeros registros conocidos se remontan a miles de años atrás en la India pre-aria, lo podemos traducir como tejer, crear un tejido que enlaza todas las partes de la existencia. A partir de esta imagen, también le podemos dar el significado de expansión de la consciencia hasta allí donde ya no existe ningún límite entre nosotros y el universo.
Como vía que pueda permitir esto, el Tantra confiere herramientas sanadoras de evolución y transformación de nuestro ego y nuestras propias fronteras. Aporta luz a nuestras partes más oscuras, mira de cara nuestras emociones, miedos, pasiones y prejuicios con amor, compasión y aceptación; desde la consciencia y la presencia.
Desde esta premisa, por tanto, el Tantra debe integrar también lo mundano para poder experimentar la expansión de la consciencia. El Tantra no condena el cuerpo ni el sexo ni el placer. De hecho, lo utiliza para trascender. El Tantra acepta todo. Durante más de cinco mil años el Tantra ha sido probablemente una de las pocas tradiciones, si no la única, que ha aceptado el sexo en su totalidad, posibilitando la liberación de la culpa y el sufrimiento.
El Tantra no es una religión ni una filosofía. No puede ser una religión porque las religiones se decantan a favor de lo divino y en contra de lo mundano, crean una división entre tú cuerpo y tú. Ni tampoco una filosofía porque ésta impone la autoridad del pensamiento.
Tantra acepta las dualidades y va más allá de ellas, confía en tu cuerpo y en todos tus sentidos, y completa la vida en una experiencia existencial, fluida, natural e irracional de sus múltiples dimensiones, sin juzgarlas ni opinar sobre ellas. El Tantra te pide que, simplemente, te relajes con entrega y seas.
Que vivas tu día a día desde la atención plena en el momento presente, sea lo que sea que hagas en cada instante.
Cualquier persona que lo desee puede acceder a las enseñanzas tántricas independientemente de su edad, género, orientación sexual o creencia religiosa, siempre que lo haga con respeto, la mente abierta y el coraje necesario para conocerse mejor.
Visto así, tal vez no parece algo tan simple como lo que muchas veces solemos escuchar sobre el Tantra, ¿verdad?"
Hará unos 15 años, en los inicios de la efervescencia del Tantra en España, le pregunté a mi maestra Prem Rupa, discípula directa de Osho además de otros grandes maestros, sobre las técnicas sexuales tántricas que me empezaban a llamar la atención en los diferentes talleres que ya se empezaban a publicitar. Recuerdo perfectamente la contundencia de su respuesta, tan sabia y honesta como siempre: “No pienso enseñarte esas técnicas, ni a ti a nadie, cuando aún no eres siquiera alguien que apenas se trabaja su consciencia. Me niego a entrar en el juego en el que tantas personas están convirtiendo el Tantra y sus enseñanzas en Occidente, desvirtuando y mutilando tan tristemente una ciencia de conocimiento y liberación tan profunda y extensa, y limitándola al sexo, sólo porque es lo que más vende”. O algo así, porque seguramente sus palabras no fueron exactamente estas. Pero el contenido de su mensaje sí. Mi gozo en un pozo.
Reconozco que en ese momento no entendí con exactitud lo que Rupa quería decir, ni comprendí su postura tan rotunda. Al fin y al cabo, ¿Qué tenía de malo querer aprender esa parte? Con los años y diversas experiencias y caminos comprendí que, efectivamente, no tiene nada de malo. El inconveniente, más bien, está cuando se muestra este aspecto como si fuera la representación esencial de lo que Tantra significa.
El sexo vende, está claro. Al fin y al cabo, venimos a este mundo por una relación sexual. Todas nuestras células son sexuales, la propia vida. La objeción está cuando se mercantiliza algo tan infinito como el Tantra, reduciéndolo a un conjunto de técnicas de rendimiento sexual y poco más. Eso lo convierte en una vulneración descarada e irrespetuosa hacia su valor.
Dicho esto, voy a tratar a continuación de concretar un poco el concepto de Tantra con algunas ideas:
El significado de la palabra Tantra, cuyos primeros registros conocidos se remontan a miles de años atrás en la India pre-aria, lo podemos traducir como tejer, crear un tejido que enlaza todas las partes de la existencia. A partir de esta imagen, también le podemos dar el significado de expansión de la consciencia hasta allí donde ya no existe ningún límite entre nosotros y el universo.
Como vía que pueda permitir esto, el Tantra confiere herramientas sanadoras de evolución y transformación de nuestro ego y nuestras propias fronteras. Aporta luz a nuestras partes más oscuras, mira de cara nuestras emociones, miedos, pasiones y prejuicios con amor, compasión y aceptación; desde la consciencia y la presencia.
Desde esta premisa, por tanto, el Tantra debe integrar también lo mundano para poder experimentar la expansión de la consciencia. El Tantra no condena el cuerpo ni el sexo ni el placer. De hecho, lo utiliza para trascender. El Tantra acepta todo. Durante más de cinco mil años el Tantra ha sido probablemente una de las pocas tradiciones, si no la única, que ha aceptado el sexo en su totalidad, posibilitando la liberación de la culpa y el sufrimiento.
El Tantra no es una religión ni una filosofía. No puede ser una religión porque las religiones se decantan a favor de lo divino y en contra de lo mundano, crean una división entre tú cuerpo y tú. Ni tampoco una filosofía porque ésta impone la autoridad del pensamiento.
Tantra acepta las dualidades y va más allá de ellas, confía en tu cuerpo y en todos tus sentidos, y completa la vida en una experiencia existencial, fluida, natural e irracional de sus múltiples dimensiones, sin juzgarlas ni opinar sobre ellas. El Tantra te pide que, simplemente, te relajes con entrega y seas.
Que vivas tu día a día desde la atención plena en el momento presente, sea lo que sea que hagas en cada instante.
Cualquier persona que lo desee puede acceder a las enseñanzas tántricas independientemente de su edad, género, orientación sexual o creencia religiosa, siempre que lo haga con respeto, la mente abierta y el coraje necesario para conocerse mejor.
Visto así, tal vez no parece algo tan simple como lo que muchas veces solemos escuchar sobre el Tantra, ¿verdad?"