Mikao Usui. El redescubridor del REIKI.
Hay varias versiones distintas sobre algunos aspectos de la vida y origen de sensei Usui y su descubrimiento del Reiki.
Todas pueden ser más o menos válidas, así que aquí simplemente reproduzco una de ellas, por la necesidad de ofrecer un justo respeto a quien nos ha permitido aprender y transmitir este sistema en nuestra era.
Mikao Usui nació en Japón el 15 de agosto de 1865.
No poseemos datos oficiales detallados de su historia. Existen controversias al respecto de la vida del redescubridor del método Reiki; su historia fue transmitida oralmente de maestro a discípulo, de generación en generación, permaneciendo envuelta en mucho misterio.
Usui escuchaba y leía muchas historias sobre Jesús, que en el pasado, mediante la imposición de las manos y siguiendo una técnica específica, realizaba curaciones, milagros, y ayudaba a otras personas en sus habilidades metafísicas.
Curioso, observaba que una gran parte de las personas eran infelices e improductivas, asoladas por estados represivos y enfermizos; situaciones que lo indujeron ardientemente a conocer también las habilidades curativas.
Sus alumnos le preguntaban por qué no existían en el mundo de hoy otros sanadores que actuasen de la misma manera que Cristo, pues Él había pedido a sus apóstoles que “curasen a los enfermos y resucitasen a los muertos”.
Mikao Usui no podía dar respuesta a las dudas planteadas por los estudiantes porque no la tenía. Sin embargo, no podía quedar sin respuesta, ni para sí, ni para sus estudiantes. Usui no
tenía cómo enseñar la fórmula de armonización del cuerpo tal como Jesús la transmitió a sus discípulos; simplemente tenía fe en las escrituras. En ese mismo día pidió dimitir de sus funciones y se decidió a buscar las respuestas a este gran misterio.
En 1898, Mikao viajó a los Estados Unidos, donde estudió teología en la Universidad de Chicago , cristianismo y la Biblia, y, tras siete años de estudio, se doctoró en teología. Estudió lenguas antiguas para poder leer las antiguas escrituras, inclusive el chino y el sánscrito, la lengua más antigua de la India. Tras este largo periodo de estudios, al no haber encontrado
las respuestas, decidió que debería continuar sus investigaciones en algún otro lugar.
En aquel momento, tropezó con el hecho de que Gautama el Buda (620-543 a. de C.) también era conocido por sus curaciones de ciegos, de enfermedades tales como la tuberculosis y la lepra, entre otras, y resolvió, por ello, regresar a Japón, a fin de investigar más sobre las curaciones realizadas por el Buda, con la esperanza de hallar la clave para la curación.
Durante siete años, Mikao Usui peregrinó en busca de las Antiguas Escrituras en las bibliotecas, y de monasterio en monasterio. Mikao decidió que iba a estudiar los Sutras en el Tíbet y, en vista de que dominaba bien el sánscrito, viajó a la India, y en una de sus investigaciones en un
antiguo manuscrito de un discípulo anónimo del Buda, escrito en ese idioma, encontró los cuatro símbolos sagrados de la fórmula utilizada por el Buda para curar.
Los Sutras, escritos hace más de 2.500 años, ponían en movimiento una energía sumamente poderosa capaz de conducir a un poder ilimitado de curación; sin embargo, una simple fórmula
sin las explicaciones de cómo usarla, y sin poseer la debida capacidad de activarla, no le otorgaba la habilidad de curar.
En 1908, en el Japón, Mikao decidió iniciar un periodo de ayuno y meditación de veintiún días, como lo habían hecho los antiguos maestros, con el fin de purificarse para recibir una visión que lo esclareciese.
Dejó, entonces, el monasterio y se retiró al Monte Kurama, la montaña sagrada, llevando los Sutras encontrados por él en el Tíbet y, escasamente, un recipiente de piel de cabra con agua y
veintiuna piedras, que le servirían de calendario, arrojando cada día una de ellas.
Mientras pasaban los días, Mikao, en ayuno absoluto, sentado cerca de un pino, escuchando el sonido de un riachuelo, permaneció meditando, orando, entonando cánticos, leyendo los Sutras y pidiendo al Creador que le diese el discernimiento necesario para utilizar los símbolos.
El ayuno y la meditación ampliaron las fronteras de su conciencia, y en la madrugada del vigésimo primer día, Mikao tuvo una visión en la que vislumbró una intensa luz blanca que le golpeó de frente, proyectándole fuera del cuerpo.
Sintiendo la conciencia profunda en comunicación con su "Yo” mental, al abrir totalmente su conciencia, pudo ver muchas luces en forma de burbujas coloridas que contenían en su interior símbolos sagrados, y, a través de la comunicación que estaba recibiendo, le fue dada la comprensión de los significados de los símbolos y la utilización de los mismos.
En aquel momento, Mikao recibía su iniciación, el conocimiento de cómo utilizar los símbolos y
de cómo activar el poder en otras personas, rescatando así el método milenario de terapia Reiki.
Todas pueden ser más o menos válidas, así que aquí simplemente reproduzco una de ellas, por la necesidad de ofrecer un justo respeto a quien nos ha permitido aprender y transmitir este sistema en nuestra era.
Mikao Usui nació en Japón el 15 de agosto de 1865.
No poseemos datos oficiales detallados de su historia. Existen controversias al respecto de la vida del redescubridor del método Reiki; su historia fue transmitida oralmente de maestro a discípulo, de generación en generación, permaneciendo envuelta en mucho misterio.
Usui escuchaba y leía muchas historias sobre Jesús, que en el pasado, mediante la imposición de las manos y siguiendo una técnica específica, realizaba curaciones, milagros, y ayudaba a otras personas en sus habilidades metafísicas.
Curioso, observaba que una gran parte de las personas eran infelices e improductivas, asoladas por estados represivos y enfermizos; situaciones que lo indujeron ardientemente a conocer también las habilidades curativas.
Sus alumnos le preguntaban por qué no existían en el mundo de hoy otros sanadores que actuasen de la misma manera que Cristo, pues Él había pedido a sus apóstoles que “curasen a los enfermos y resucitasen a los muertos”.
Mikao Usui no podía dar respuesta a las dudas planteadas por los estudiantes porque no la tenía. Sin embargo, no podía quedar sin respuesta, ni para sí, ni para sus estudiantes. Usui no
tenía cómo enseñar la fórmula de armonización del cuerpo tal como Jesús la transmitió a sus discípulos; simplemente tenía fe en las escrituras. En ese mismo día pidió dimitir de sus funciones y se decidió a buscar las respuestas a este gran misterio.
En 1898, Mikao viajó a los Estados Unidos, donde estudió teología en la Universidad de Chicago , cristianismo y la Biblia, y, tras siete años de estudio, se doctoró en teología. Estudió lenguas antiguas para poder leer las antiguas escrituras, inclusive el chino y el sánscrito, la lengua más antigua de la India. Tras este largo periodo de estudios, al no haber encontrado
las respuestas, decidió que debería continuar sus investigaciones en algún otro lugar.
En aquel momento, tropezó con el hecho de que Gautama el Buda (620-543 a. de C.) también era conocido por sus curaciones de ciegos, de enfermedades tales como la tuberculosis y la lepra, entre otras, y resolvió, por ello, regresar a Japón, a fin de investigar más sobre las curaciones realizadas por el Buda, con la esperanza de hallar la clave para la curación.
Durante siete años, Mikao Usui peregrinó en busca de las Antiguas Escrituras en las bibliotecas, y de monasterio en monasterio. Mikao decidió que iba a estudiar los Sutras en el Tíbet y, en vista de que dominaba bien el sánscrito, viajó a la India, y en una de sus investigaciones en un
antiguo manuscrito de un discípulo anónimo del Buda, escrito en ese idioma, encontró los cuatro símbolos sagrados de la fórmula utilizada por el Buda para curar.
Los Sutras, escritos hace más de 2.500 años, ponían en movimiento una energía sumamente poderosa capaz de conducir a un poder ilimitado de curación; sin embargo, una simple fórmula
sin las explicaciones de cómo usarla, y sin poseer la debida capacidad de activarla, no le otorgaba la habilidad de curar.
En 1908, en el Japón, Mikao decidió iniciar un periodo de ayuno y meditación de veintiún días, como lo habían hecho los antiguos maestros, con el fin de purificarse para recibir una visión que lo esclareciese.
Dejó, entonces, el monasterio y se retiró al Monte Kurama, la montaña sagrada, llevando los Sutras encontrados por él en el Tíbet y, escasamente, un recipiente de piel de cabra con agua y
veintiuna piedras, que le servirían de calendario, arrojando cada día una de ellas.
Mientras pasaban los días, Mikao, en ayuno absoluto, sentado cerca de un pino, escuchando el sonido de un riachuelo, permaneció meditando, orando, entonando cánticos, leyendo los Sutras y pidiendo al Creador que le diese el discernimiento necesario para utilizar los símbolos.
El ayuno y la meditación ampliaron las fronteras de su conciencia, y en la madrugada del vigésimo primer día, Mikao tuvo una visión en la que vislumbró una intensa luz blanca que le golpeó de frente, proyectándole fuera del cuerpo.
Sintiendo la conciencia profunda en comunicación con su "Yo” mental, al abrir totalmente su conciencia, pudo ver muchas luces en forma de burbujas coloridas que contenían en su interior símbolos sagrados, y, a través de la comunicación que estaba recibiendo, le fue dada la comprensión de los significados de los símbolos y la utilización de los mismos.
En aquel momento, Mikao recibía su iniciación, el conocimiento de cómo utilizar los símbolos y
de cómo activar el poder en otras personas, rescatando así el método milenario de terapia Reiki.