ROBERT ST. JOHN
El origen de esta técnica es la Reflexología Podal.
Sobre los años 50, el naturopata y reflexologo Robert St. John descubrió esta técnica mientras trataba con Reflexología a una niña de 18 meses con Síndrome de Down.
El sistema inmunitario de esta niña era muy bajo; sufría de constantes infecciones que no podía superar con los medicamentos de la época. Los médicos le daban entre dos o tres años de vida.
Robert St. John no conseguía resultados con la práctica convencional de Reflexología en la niña, hasta que un día su instinto le llevó a acariciar la zona refleja de la columna vertebral en el pie y más adelante también en manos y cabeza, notando que con el paso del tiempo se iban produciendo mejoras en ella. Se iba mostrando más tranquila y dormía mejor. Las infecciones, a su vez, fueron desapareciendo. Con el paso del tiempo llegó incluso a cambiarle la fisonomía propia de los niños con Síndrome de Down.
Cuando le realizaron análisis descubrieron que el cromosoma de más que tienen estos niños, en este caso, se estaba quedando parado. A día de hoy, esta niña es una mujer sana que se dedica a la pedagogía Montessori.
Robert St. John probó la misma técnica con niños autistas, comprobando también mejoras en su actitud. Él observó que se volvían más cariñosos y se relacionaban mejor con su entorno.
Su deseo de ayudar a personas con problemas como el autismo o el Síndrome de Down le llevó a elaborar un esquema de pies, manos y cabeza, fuera del mapa de la Reflexología.
Cuando empezó a trabajar la técnica con adultos, observó que en todos los casos se producía algún tipo de transformación. Sus clientes evocaban recuerdos que permitían a estas personas iniciar un proceso de cambio, liberándose de bloqueos que en muchos casos partían del momento de su concepción, gestación o nacimiento.
En su práctica profesional fue localizando puntos concretos que se corresponden con el periodo prenatal. Él observó que en la parte superior de la cabeza y a lo largo de toda la columna vertebral, está concentrada toda la información de la vida antes de la concepción, de la vida intrauterina y del momento del nacimiento. También que se almacena en todas nuestras células, toda la información de cada instante de nuestra vida.
Sobre los años 50, el naturopata y reflexologo Robert St. John descubrió esta técnica mientras trataba con Reflexología a una niña de 18 meses con Síndrome de Down.
El sistema inmunitario de esta niña era muy bajo; sufría de constantes infecciones que no podía superar con los medicamentos de la época. Los médicos le daban entre dos o tres años de vida.
Robert St. John no conseguía resultados con la práctica convencional de Reflexología en la niña, hasta que un día su instinto le llevó a acariciar la zona refleja de la columna vertebral en el pie y más adelante también en manos y cabeza, notando que con el paso del tiempo se iban produciendo mejoras en ella. Se iba mostrando más tranquila y dormía mejor. Las infecciones, a su vez, fueron desapareciendo. Con el paso del tiempo llegó incluso a cambiarle la fisonomía propia de los niños con Síndrome de Down.
Cuando le realizaron análisis descubrieron que el cromosoma de más que tienen estos niños, en este caso, se estaba quedando parado. A día de hoy, esta niña es una mujer sana que se dedica a la pedagogía Montessori.
Robert St. John probó la misma técnica con niños autistas, comprobando también mejoras en su actitud. Él observó que se volvían más cariñosos y se relacionaban mejor con su entorno.
Su deseo de ayudar a personas con problemas como el autismo o el Síndrome de Down le llevó a elaborar un esquema de pies, manos y cabeza, fuera del mapa de la Reflexología.
Cuando empezó a trabajar la técnica con adultos, observó que en todos los casos se producía algún tipo de transformación. Sus clientes evocaban recuerdos que permitían a estas personas iniciar un proceso de cambio, liberándose de bloqueos que en muchos casos partían del momento de su concepción, gestación o nacimiento.
En su práctica profesional fue localizando puntos concretos que se corresponden con el periodo prenatal. Él observó que en la parte superior de la cabeza y a lo largo de toda la columna vertebral, está concentrada toda la información de la vida antes de la concepción, de la vida intrauterina y del momento del nacimiento. También que se almacena en todas nuestras células, toda la información de cada instante de nuestra vida.